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sábado, 12 de enero de 2013

Capítulo 14

¡¡Hola, gente!! :) Aquí os traigo un nuevo capítulo. Espero que os guste. Creo que esta vez no tengo mucho que deciros, así que, aquí va vuestro ca. ^^
Que la suerte esté siempre de vuestra parte.


El sonido de la lluvia me despierta. Una lluvia muy suave, de esta que apenas te moja. De esa lluvia que te tranquiliza escucharla. Me levanto con cuidado de no despertar a nadie. Y busco un pequeño hueco entre las ramas para ver la lluvia.

No deberías hacer eso.-doy un pequeño salto, al escuchar esa voz, y me giro super rápida. Uff, solo era Sirius.- No te asustes, me toca hacer la guardia.
Voy hacia donde está sentado, lo cual me cuesta un rato, ya que entre las ramas y que el resto está dormido...
Es que me gusta ver llover.-le digo a Sirius mientras me siento a su lado.
Pues lleva toda la noche lloviendo.-dice él.-Ya sabemos por qué esta zona del bosque tiene tanta humedad.-asiento con la cabeza- Si te fijas bien y subes un poco más, verás que en la otra zona, donde estábamos al principio, no está lloviendo.
¿En serio?-le digo asombrada. Apenas están separadas por unos metros.
Sí, lo comprobé antes.-dice él.
Entonces...-le digo pensando- es que cada zona del bosque va por libre y no está conectada a las demás. ¿No?
Chica lista, ¿he?-dice sonriendo. Le saco la lengua, sonriendo yo también.
Si no te importa, la chica lista va a dejar de hacerte compañía y va a volver a dormirse.-le digo mientras me levanto y poco a poco me dirijo a mi saco otra vez.
Claro que no me importa.-dice Sirius riéndose un poco- Que duermas bien, chica lista.-dice al rato, cuando ya estoy tumbada en el saco a punto de dormirme.


Me despierto al amanecer y escucho. Risas. Muchas risas. Como si a los que se ríen no les importara que les descubran. Me incorporo rápidamente al darme cuenta de que mis aliados no harían eso.
Veo que todos están de pie o incorporados en los sacos. Prue me indica silencio con un dedo delante de los labios. Luna (ya de pie) le susurra algo a Sirius y se dirige rápida al extremo de nuestro 'campamento' y se tumba para mirar desde aquí al suelo.

Escucho un cañonazo y voces que se acercan. Me levanto del todo y me preparo, cogiendo mi cuchillo, por si acaso.

Venga ya, Tom-dice una voz femenina- Ya hemos matado a uno. Volvamos a la Cornucopia. Descansemos un rato. Luego seguimos.
No seas tonta, Karen.-dice un chico-Si Tom dice que seguimos, seguiremos.
Tom,-dice otra chica, con un tono bastante dulce- sigamos luego. Karen tiene razón. Necesitamos descansar. Y tú necesitas que te curemos esa mordedura.
Yo no necesito nada, ¿entendiste?-dice casi gritando un chico, supongo que Tom. Parece rectificar al poco.-Lo siento. Puede que tengas razón, Maia. Volvamos.

Los pasos se alejan de nosotros hacia la parte más externa del bosque. Nos quedamos un rato en silencio antes de hablar.
Luna vuelve a levantarse y nos cuenta la escena:
Eran cinco, Tom y Maia, Distrito 10; Karen Distrito 4 y dos chicos más, creo que Distrito 7 y 9. Tom tenía una mordedura de algún animal en el brazo izquierdo. Pararon a discutir justo debajo de nuestro refugio.

Parece que nos estaban buscando.-dice Kendra.
Si no nos han visto, es que esto es seguro.-dice Alsan- Al menos mientras no hagamos ruido.

¿Entonces, que vamos a hacer?-pregunta Luna.
Agua no hace falta,-dice Daren hablando por primera vez- anoche cuando empezó a llover puse las botelas para que se llenasen. Voy a por ellas.
Mientras, Sirius explica que ha llovido toda la noche y que en la otra sección de bosque, no ha llovido.
Cuando Daren vuelve con las botellas y nos las reparte de nuevo, se me ocurre una idea.

Trepo de un árbol a otro hasta llegar al lugar más alto que encuentro. Y desde ahí miro a mi alrededor. El bosque, claramente, está dividido en zonas, en círculos concéntricos, con diferentes árboles y diferentes tonos de verde. Un círculo: la cornucopia y la pradera a su alrededor. Otro círculo: la primera sección de árboles, árboles bajillos, de verde oscuro y sucio y marrón, la Zona Seca. Otro círculo: la Zona Húmeda, donde estamos nosotros, con árboles muy altos y tono verde, pero no tan oscuro. Otro círculo: muchos árboles de diferentes tipos, bastante extraños. Y otro último círculo: con árboles bajos y separados entre ellos.

Bajo con cuidado y les cuento a los demás lo que he descubierto. Estamos de acuerdo en que, de momento, lo mejor es quedarse por aquí.
Mientras yo he estado allí arriba, han decidido recoger esto e ir a cazar y recolectar frutas y también investigar un poco más la zona. Ahora, con mi información, hemos decidido llegar hasta la siguiente sección.

Recogemos los sacos y los guardamos en nuestras mochilas; hacemos marcas en los árboles donde estamos, marcas pequeñas y escondidas, pero que nosotros sabremos reconocer.
Nos separamos en dos grupos: Josh, Daren, Prue y Luna van a cazar. Y Alsan, Sirius, Kendra y yo a buscar bayas y frutas. Decidimos que cuándo el sol esté alto, volveremos aquí y comeremos juntos. Así que tenemos unas tres horas.

Nosotros empezamos a andar y al poco, encontramos varios arbustos con bayas.
Sirius las recoge, y se las lleva a la boca a comérselas.
No, Sirius. -le digo mientras corro hacia donde está para quitarle esas bayas- Eso podría matarte al instante. ¿Estás loco?-le tiro las bayas de las manos, jadeando un poco.
No lo sabia.-dice él, como disculpándose.- Me parecían iguales a las que recogisteis Prudence y tú ayer.
Ahí está el truco.-dice Karen.
Tranquila, Ariadna,-me dice Alsan acercándose y abrazándome- tendremos más cuidado.-entonces me doy cuenta de que estoy medio temblando.
Os enseñaré a distinguirlas, ¿vale?-les digo, sonriéndoles a todos.

El resto de la mañana recolectamos bayas, pero tengo que tener cuidado de lo que cogen, y poco a poco van aprendiendo a distinguirlas.

Cuando el sol está lo bastante alto, damos la vuelta y nos dirigimos otra vez al punto de encuentro. Llegamos los dos grupos más o menos a la vez.
Nos sentamos en las ramas de unos árboles, la verdad, poco ocultos, y comemos más o menos tranquilos. Ellos han cazado un par de conejos y un pavo, o eso parece.

Pero entonces Alsan, que es el que más alto está sentado y más pendiente está, da la alarma:
Chicos, viene alguien, escondeos.

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