Siento tanta espera, y es verdad que hace unos días que os dije que iba a subir el cap, pero me faltaba darle el toque final y he hecho tantas cosas, que no me había dado tiempo. Aquí tenéis por fin el nuevo capítulo.
Espero que os guste y comentad por favor :)
Que la suerte esté siempre de vuestra parte, lectores :3
PD: He mejorado un par de cosas, como poner guiones en los diálogos
Sirius me despierta al amanecer, después de una noche llena de pesadillas.
-Ariadna, creo
que Luna necesita ayuda.
Me incorporo,
ya completamente despierta. Si algo me ha enseñado la Arena, es que
no puedo permitirme el lujo de remolonear y tardar en despertarme.
-¿Qué le
pasa?-le pregunto mientras me pongo de pie.
-La herida de
anoche, tiene un poco de mala pinta,-me contesta él.- pero no lo
digas delante de ella. No quiero asustarla. Alsan esta con ella.
Asiento con la
cabeza y voy hacia donde están Alsan y Luna. La pequeña esta
riéndose de alguna broma de Alsan, ains hasta en los momentos duros,
él consigue que seamos un poco más felices.
-¿Cómo esta
tu herida pequeña?-le digo arrodillándome a su lado y quitándole
las vendas.
No tiene buena
pinta, pero tampoco está infestada. Le vuelvo a echar el mismo
mejunje que anoche y la vendo de nuevo.- Va bien, en nada seguro que
estás perfecta-le digo sonriendo, pero por la cara que ha puesto, no
se lo cree del todo.
-Bueno,
entonces, ¿nos volvemos a otra zona?-pregunta Luna poniéndose de
pie.
Bien eso es
bueno, puede apoyar la pierna, quizá no esta tan mal como me
pareció.
-Creo que será
lo mejor, pero primero deberíamos recoger algunas frutas y hojas que
conozcamos, porque no sabremos si allí habrá-les digo.
-Y podríamos
ir a ver si esos mutos han dejado algo.-dice Sirius.
Así que aquí
estamos, otra vez donde los mutos nos atacaron anoche. Los
aerodespizadores se han llevado los cuerpos de los tributos, pero el
de la bestia que mató Alsan sigue aquí. Aún muerto y tirado en el
suelo, sigue dando miedo.
-Lo único que
podríamos aprovechar de aquí, es la carne del muto, si estáis
dispuestos a probarla.-dice Alsan.
-Me parece una
mala idea.-le contesta Sirus.-¿Creéis que los del Capitolio nos
darían tanta comida tan fácilmente?
-Obviamente,
no-digo en voz alta, aunque todos hemos pensado lo mismo.-Así que
mejor vámonos de aquí, ya tenemos frutas para comer, al menos hoy.
-Por aquí no
conseguiremos nada más, vámonos.-dice Alsan.
Y nos ponemos
en marcha hacia la selva, de la que cada vez estoy más convencida,
que no deberíamos haber salido.
No sé cuanto
tiempo tardamos en llegar a la zona de selva, pero el sol ya está
bastante alto. Andamos bastante rato más hasta que llegamos al
pequeño claro donde perdimos a Prue y a Josh.
-No creo que
aquí podamos formar un refugio en los árboles como antes.-les
comento a los demás mientras paramos un ratito a descansar y a comer
algo.
-Estoy de
acuerdo contigo, Ari.-dice Alsan sentándose a mi lado.
-Entonces
deberíamos acampar cada noche en una zona.-dice Sirius.
-Pues antes que
eso necesitamos otra cosa.-dice Luna levantándose con trabajo, y
respondiendo a nuestras caras de confusión, sigue diciendo- Buscar
agua. Sin agua no vamos a ningún lado.
-Luna tiene
razón.-afirma Sirius.- Creó que estudié una vez, que en la selva
suele llover de noche, pero tan poco, que no dará para beber. Tiene
que haber un lago o un río o algo por aquí cerca.
Alsan me ayuda
a levantarme. Le sonrío, pero él apenas me devuelve la sonrisa.
Mientras vamos andando en busca de una fuente de agua, le pregunto:
-Alsan, ¿qué
te pasa? Y no me digas que nada porque no me lo creeré.
-Tengo un mal
presentimiento.-dice Alsan tras exhalar un suspiro.- Desde esta
mañana. Pero no quiero pensar en eso, quiero estar contigo.
-¿Y algo te lo
impide?-le pregunto mientras me pongo de puntillas y le doy un beso
en la mejilla.- Porque yo, desde luego, no tengo ningún
inconveniente, ¿sabes?-con este comentario consigo que se ría y
luego me da un beso.
Me gusta el
sonido de su risa, me tranquiliza. Es como saber que después de la
tormenta siempre sale el sol.
-Hey,
parejita,-dice Luna entre risas- venid rápido, que creo que hemos
encontrado agua.
Nos acercamos a
ver, y lleva razón, han encontrado un pequeño riachuelo, apenas un
hilo de agua, pero cuando empezamos a seguirlo, acabamos a las
orillas de un pequeño lago. No más grande que nuestro refugio
anterior, pero más que suficiente para lo que nos hacía falta.
Nos bañamos en
condiciones por primera vez en varios días, y rellenamos nuestras
botellas de agua.
Sigue siendo
temprano, por la posición del sol, diría que son las cuatro, pero
en este sitio nada es fiable. Nos alejamos un trecho del lago y nos
ponemos en una zona donde los árboles son más densos, para
escondernos mejor.
En esto, que
suena un cañonazo. Suena muy amortiguado, por lo que seguro que es
por la Cornucopia o sus alrededores, pero un cañonazo es un cañonazo
al fin y al cabo. Y eso significa otra muerte. Solo quedamos siete.
Sirius se
levanta de golpe y antes de que nos dé tiempo a preguntarle, nos
indica silencio con un dedo sobre los labios. Nos quedamos todos
atentos. Suena un murmullo de fondo. Como de hojas al moverse.
Todos nos
levantamos en silencio y sacamos nuestras armas: Alsan coge su arco,
Sirius la ballesta y Luna y yo nuestros cuchillos y puñales.
El ruido se va
acercando. No, no son hojas, es más bien un zumbido.
-¡¡RASTREVÍSPULAS!!¡¡CORREEED!!-grita
Luna, pero es demasiado tarde.
Sirius y Luna
se libran más o menos de sus picaduras, pero antes de darme la
vuelta yo ya he recibido varias de ellas. Y su veneno hace efecto al
instante. Empiezo a marearme.
Me doy la
vuelta para empezar a correr, pero escucho un grito que en mi cabeza
resuena tres o cuatro veces. Alsan.
Vuelvo a
girarme y lo busco con la mirada entre todos los colores que veo,
colores antinaturales, más antinaturales que los que lleva la gente
del Capitolio. Y entonces lo veo.
Esta de pie,
con una espada clavada en la barriga. Alsan se gira hacia mi.
-Corre Ariadna,
corre, huye-me grita mientras hace un esfuerzo por no caer, por no
dejarse vencer. Doy un paso hacia él, pero con el mareo apenas
avanzo- ¡NO! No vengas, morirás tú también. Huye, sálvate, por
mi.
No tengo otra
opción, me lo esta rogando con lágrimas en los ojos, tengo que
irme. Y mientras avanzo lo más rápido que puedo, escucho como me
dice, ya con la voz entre cortada:
-Ariadna, te
amo.
Y entonces
comienzo a llorar y a correr más, porque en alguna parte de mi
cerebro que todavía piensa con claridad, sé que lo estoy perdiendo,
que lo he perdido, pero que no puedo hacer nada.
Y llego al
lago, y me tiro al agua. Y me quedo allí, boca abajo. Y si no fuera
porque Sirius y Luna me levantan de allí, me hubiera quedado allí y
me hubiera dejado morir.
El agua era tan
bonita, ya no era azul, sino rosa, rosa como el aerodeslizador que
sobrepasa mi cabeza instantes después de que suene un cañonazo,
pero eso no parece un cañonazo, sino más bien un ruido gracioso. Y
el pelo de Luna se ha vuelto azul, y a Sirius le cae sangre de una
rodilla, pero la sangre cuando toca el suelo se transforma en
burbujas y sale volando.
Cierro los ojos
porque tantos colores y burbujas brillantes me están mareando. Y si
por mi fuera no los abriría más. Y pienso en Alsan, en como de
debajo de la espada salían espirales moradas que caían al suelo
como serpentinas. Y lo veo caer, y siento como yo caigo con él.
Pero él cae al
suelo mientras que yo caigo a un pozo negro, un pozo negro sin fondo,
sin nada, sin él.
Perfe ;3
ResponderEliminarLai! :D Me ha encatado! :DD
ResponderEliminarGracias :) Me ha costao volver a ponerme a escribir, pero lo he conseguido jajaja
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