Espero que os guste :)
-Acompañadnos,
por favor. Todos os esperan. Llevamos mucho tiempo esperando, como
habéis visto con Tacabo, los jóvenes no pueden esperar más.-dijo
Cehba sonriendo.
-¿Cómo sabían
que veníamos?¿Por qué nos esperaban?-pregunto Nantan a la
defensiva.
-Porque saben
que venimos buscando respuestas.-le contestó Elanor para asombro de
todos.-Porque no hay nada que pase en el bosque sin que ellos lo
sepan. Porque son la tribu perdida de tu historia, Nantan. ¿O me
equivoco?-les pregunto a aquellos que se habían llamado Odreucer.
-Vuestra
llegada estaba escrita en las estrellas desde hace mucho tiempo. La
naturaleza nos llevó hacia vuestro rastro en el bosque. Los vientos
nos trajeron vuestras voces.-contestó Tacabo.
-Siento si
alguna vez en vuestro camino os asustamos o notasteis algo
extraño.-se disculpó Cehba- No podíamos revelarnos aún a
vosotros, pero tampoco podíamos perderos de vista.
-Ahora encajan
muchas cosas...-dijo Elanor, más para sí misma que para los demás.
-Entonces, ¿nos
acompañaréis al Gran Árbol? Todos os están esperando,.-dijo
Tacabo dejando escapar su emoción contenida.
-¡Claro!-gritó
Escorpio hablando por fin.- No me mires así, Hassio. Necesitamos
respuestas, y ellos pueden dárnoslas. Y si no, quédate aquí fuera
tu solito.
-No he dicho
na' so tiquismiquis.
-Parad de una
vez.
Cehba comenzó
a reírse con una risa que sonaba como la cascada que tenía detrás
suya y andó hacia el lago.
-Vamos, sigamos
a Cehba. Todos os esperan dentro.-casi susurró Tacabo.
-¿Dentro?-pregunto
Escorpio.-¿Dentro de dónde?
-Del Gran
Árbol, ¿dónde si no?
-Pero... no
será ese de mitad del lago, ¿no?
-¡Pues claro!
-Pero, no
traigo más ropa, no puedo mojarme.
-¿A la pijita
le da miedo mojarse? Uuuuuh pobrecitaaa.
-Vete a la
mierda, Hassio.
-No tienes lo
que hay que tener pa' entrar en el lago, niñita pija.
-¡Cehba!¡Espéreme!-dijo
Escorpio corriendo hacia ella.
-Y así se mete
a una pija en un lago.
Cehba entró en
el lago y Escorpio tras ella, parándose solo un segundo para mirar a
Hassio con mala cara. Después, los demás entraron, riéndose.
El lago no era
tan hondo al principio, y cuando llegaba a un punto lo bastante
profundo para preocuparse, había una especie de plataforma
trasparente, como de cristal, para que pudieran seguir andando.
-Uao.-exclamó
Elanor.- ¿Qué material es este?
-Es una especie
de cristal bastante extraña.-contestó Tacabo.-Lo extraen de unas
minas en las montañas donde nace la cascada, ¿no Cehba?
-Ajá. Es
difícil de extraer, pero merece la pena. Al principio encontramos un
bloque aquí, en el lago y buscamos los demás para construir este
puente.
-¿Y por qué
no más alto? ¿Por qué no por encima del lago para no
mojarse?-pregunto Nantan.
-Porque a los
Odreucer nos gusta sentir la naturaleza. Y el agua de este lago es la
más natural y pura que encontrareis.
-¿Puedo
preguntar una cosa?
-Ya estamos en
una ronda de preguntas, adelante Escorpio, yo te contesto.
-Has dicho que
os llamáis Odreucer. ¿Significa algo?
Cehba y Tacabo
cruzaron una mirada misteriosa.
-Todo nombre
tiene un significado, pero yo no soy nadie para contaros el nuestro,
y menos aquí. Esperad a que lleguemos y allí se lo preguntáis a
quién es digno de responderos.
-Cehba...
¿Fuisteis vosotros los que me susurraron en sueños anoche?-preguntó
Elanor- Era una voz de mujer, pero no era tu voz. Era más... no sé,
diferente.
-¿Etérea?-dijo
Tacabo sonriendo.
-Sí, esa puede
ser la palabra. ¿Sabes de quién es la voz?
-Creo que sé
quién ha vuelto a viajar al mundo de los sueños... ¿No crees,
Tacabo?-el chico asintió con la cabeza- Muy bien, aligerad el paso y
antes la conoceréis. Ella tiene todas vuestras respuestas... o casi
todas.
Y con la
intriga en sus cuerpos, siguieron por el puente hacia el Gran Árbol
y mientras más se acercaban distinguían cosas que antes no podían
ver: podían distinguir figuras moviéndose entre las ramas, ventanas
talladas en la superficie de forma que parecieran rugosidades
naturales, incluso puertas a la altura del puente. Por una de esas
puertas, vieron salir a una pequeña figura e ir corriendo hacia
ellos.
-¡¡Tacaboooo!!
¡¡Tacaboooo!! ¡Ya has vuelto hermanitooooo!-gritó la pequeña
figura abalanzándose hacia Tacabo y abrazándole.
-¡Soiku!-exclamó
Tacabo entre risas mientras levantaba en brazos a la pequeña.- ¿Qué
haces aquí, pequeñaja?
-Te echaba de
menos y cuando vi a gente venir fui a ver si eras tú... Espera...
¿Son ellos? ¿Son ellos los de la Ciudad?
-Así es,
Soiku. Te presento a Elanor Lórien, Escorpio Bright, Nantan Black y
Hassio Silver.-enumeró Cehba señalando a cada uno en su turno. Y a
nadie le intrigó que supiera sus apellidos, tenían la sensación de
que era normal que los Odreucer lo supieran todo.
-En-Encantada
de conoceros... Yo soy Soiku.-dijo la pequeña inclinándose un poco
y dejando que su pelo trenzado le tapara la cara.
Sus ojos gris
oscuro relucían entre su pelo, tan parecido al de su hermano. Sin
embargo la chiquilla tenía una especie de pecas, manchitas oscuras
por toda la nariz y las mejillas y hombros.
-Hola Soiku,
encantada.-dijo Elanor agachándose para quedar a la altura de la
niña.
-Esta dentro
Calawe, ¿Soiku?-preguntó Cehba.
-Si, Cehba,
está dentro, os espera dónde siempre.
-En ese caso
deberíamos darnos prisa, no sería de buena educación hacerla
esperar. Tacabo, ¿te importa quedarte aquí con tu hermana?-el
aludido sonrió y negó con la cabeza- Sabía que no te importaría.
Y nosotros, deberíamos darnos prisa.
-¿Quién es
Calawe?
-Calawe es
quien os responderá a todas vuestras preguntas, Hassio, por eso no
deberíamos hacerla esperar.
-Entonces
vamos, llevamos demasiado con estas preguntas en mente.-dijo Nantan.
Y se dirigieron
hacia la entrada que había en las raíces del árbol, por dónde
Soiku había salido apenas unos minutos antes.
Resultó que
“dónde siempre” era en la habitación más alta del Gran Árbol.
Si es que a eso se les podía llamar habitación: el árbol tenía
una escalera de caracol tallada en su propia madera, con grandes
terrazas y salientes y huecos o habitaciones, y también había
“salones”, plataformas colocadas en las ramas. La habitación
donde Calawe les esperaba, era más bien un salón, pero como las
grandes hojas cubrían el suelo como si fueran paredes y techo,
algunos opinaban que contaría como habitación. Pero nuestros
chicos, cansados de subir tantas escaleras, solo pensaban en quién
sería aquella misteriosa mujer, que además de tener todas las
respuestas, vivía en lo más alto, por lo que debía ser alguien
importante.
-No la conozco
aún, pero no me cae bien alguien que nos hace andar tanto, ofú.
-Deja de
refunfuñar, Hassio.
-Bueno chicos,
comportaos. Calawe se podría decir que es como vuestros Sabios
aquí.-explicó Cehba- Es líder por ser la más justa e inteligente,
pero además porque solo ella puede desentrañar los misterios de la
naturaleza. Preguntad cuánto queráis, que Calawe contestará.
Adelante.-concluyó apartando unas hojas para que ellos vieran la
habitación.
El suelo de
madera relucía con los rayos de sol que caían. Pero Calawe relucía
más aún.
Era una mujer
que aparentaba unos 20 años, pero sin duda no los tenía. Su porte,
como de reina, y sus ojos verdes, tan verdes como un brote recién
nacido, y tan sabios como si hubieran vivido cientos de años,
desmentían su apariencia joven. Llevaba un vestido muy sencillo y a
la vez majestuoso, de un color celeste como el cielo. Estaba sentada
entre cojines, casi parecía como si algún niño pequeño hubiera
hecho un trono de cojines para ella. Pero lo que más brillaba no era
su vestido, ni sus increíbles ojos, sino su pelo. Tenía el pelo
rojo, como el fuego de una hoguera. Y brillaba con los rayos del sol
como si ciertamente fuera de fuego.
Nunca habían
visto alguien con el pelo de ese color, incluso los tintes de los
arobrea que intentaban conseguir ese color, se quedaban muy lejos del
precioso color natural de Calawe.
-No os quedéis
ahí, pasad y sentarse, por favor, os estaba esperando.-dijo Calawe
señalando más cojines mientras les sonreía, con una voz etérea,
atemporal.
Los chicos se
sentaron en los cojines, pero ninguno sabía muy bien que hacer.
-Oh, por favor.
Cehba, creía que habías traído a nuestros invitados, no a estatuas
de piedra. Entra hermana, aunque te quedes fuera sé que estás ahí.
-Por el camino
eran más habladores.-dijo Cehba riendo mientras entraba en la
habitación.
-¿Sois
hermanas?-preguntó Escorpio asombrada- No os parecéis.
-Digamos que la
pequeña se quedo la belleza.-dijo Cehba sentándose al lado de su
hermana.-Os presento a la Señora Calawe, la que todo lo sabe.
-No exageres,
Cehba. Soy más llamativa, no mas hermosa. ¿Esa es la pregunta que
traíais?
-En realidad
no.-dijo Elanor con un poco de corte aún.
-¿Puedo
preguntar?-dijo Escorpio levantando la mano como una colegiala.-
Cehba dijo que tú me contestarías, ¿qué significa vuestro nombre?
-Esa, Escorpio,
es una buena pregunta. Es bueno empezar por el principio. Odreucer
significa “recuerdo”, un nombre acuerdo con nosotros, ya que lo
recordamos todo. Creo que Nantan tenía una ligera idea de nuestra
existencia por una leyenda, ¿no es así? Pues bien, esa leyenda es
cierta. Somos aquellos a los que llamaste “Raza Perdida” porque
rechazamos a unirnos a los Clanes cuando formaron la Ciudad, es
cierto también que nosotros le enseñamos parte de nuestra
sabiduría, y que cada uno eligió un trozo, haciendo necesario estar
juntos. Yo personalmente viví el momento en que se colocó la última
piedra de la Ciudad y que los Clanes abandonaron el bosque. Somos una
raza antigua y poderosa. Y os podemos asegurar que eso de perder la
esencia, no es la primera vez que pasa. Miradnos, lo recordamos todo,
cada árbol, cada animal, cada acontecimiento, cada historia... menos
la nuestra propia. No puedo contaros nuestra historia, pero puedo
contaros la vuestra. ¿Estáis listos para obtener respuestas?
¿Estáis listos para conocer vuestra propia esencia?
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