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domingo, 20 de julio de 2014

Capítulo 7

Siento subir esta capítulo tan distante del otro, ya os dije que últimamente escribo poco y cuando escribo es a mano, pero ahora mismo he terminado este y voy a seguir con otro mañana.
Intentaré subir mañana el siguiente.
Espero que os guste :3




El vestido de Calawe, celeste como el cielo de la mañana, la cual quedaba ya bien lejos, relucía bajo la luz de la luna mientras se acercaba a Elanor por el balcón.
La zaisere quitó los brazos de la barandilla hecha de madera y se volvió hacia la líder de los Odreucer.
-¿Es bonita la luna, verdad?-dijo Calawe mientras se apoyaba en la barandilla al lado de Elanor.-Cuenta la leyenda que descendisteis de la luna.
-No nos contaste eso antes.-la odreucer sonrió.
-Es solo una leyenda. La luna es un astro a millones de kilómetros de aquí, es imposible que vinierais de ahí.
-Cuéntame más, toda leyenda tiene algo de verdad.
-Dicen que descendisteis con el primer rayo de la luna llena y que llegasteis a una hondonada donde la luz lunar se concentraba como agua en un recipiente. Dicen que es ahí donde lleváis el Amuleto. Esa leyenda me la contó tu padre.
-¿Mi padre? ¿Pasó por aquí?-pregunto Elanor con el pulso acelerado. Calawe la miró a los ojos.
-Pasó por aquí, pero se quedó poco tiempo. Decía que las cosas comenzarían a ir mal, que tenía un mal presentimiento y debía darse prisa. Creía que alguien le seguía.
-¿Alguien? ¿Uno de los nuestros? ¿Dijo quién era?
-Por lo que contaba y por como hablaba... no creo que fuera humano. Hay criaturas místicas en este bosque, Elanor, normalmente no son dañinas ni preocupantes... normalmente.
-¿Qué crees que lo seguía?-le preguntó Elanor, que estaba más preocupada con cada respuesta.
-Ojalá lo supiera... Nosotros tampoco estaríamos seguros si se rompe la Ciudad. Ojalá pudiera ayudaros más, pequeña zaisere.
Cuando miró a aquellos asombrosos ojos, de un tinte entre gris y morado, comprendió que Calawe decía la verdad.

-Te vi hablar antes con la tipa esa pelirroja,-le escupió Hassio cuando Elanor se reunió con ellos en el pequeño salón- como os traigáis algo raro entre manos, la has cagao'.
-No tienes derecho a hablarle así, Hassio.-dijo Escorpio indignada.
-Hablamos de mi padre.-interrumpió la pelea Elanor.
-¿Podemos preguntar qué dijisteis?-preguntó Nantan viendo la delicadeza del tema.
-Pasó por aquí, y dijo que algo lo seguía. Calawe dice que hay criaturas en el bosque, pero que no suelen ser peligrosas. Todo esto me suena demasiado raro.-hizo una pausa y miró a sus compañeros-Creo que deberíamos quedarnos aquí un par de días más. Aún no tenemos todas las respuesta que necesitamos. Busquemos más información, hablemos con la gente, y después volveremos al camino.
-No me da buen rollo quedarme mucho aquí.-dijo Hassio frunciendo el ceño- Si de verda' hay algo ahí fuera, deberíamos ir corriendo y no pisando huevos.
-Quedémonos dos días más.
-Eso, eso, por dos días no pasará nada. ¡Yo me encargo de hablar con los niños!-dijo Escorpio con una sonrisa.
-Po' yo me voy a buscar al nota ese, el que nos trajo aquí, Tacabo, a ver si me enseña esto y así no me pierdo.

Y dicho esto, los dos se fueron a explorar un poco y raramente, no se escucharos discusiones mientras se iban.

-¿Parecen que se comienzan a llevar mejor no?-dijo Nantan sonriendo.
Es raro verlo sonreír -pensó Elanor-, me gustan sus sonrisas, son curiosas. Pero, ¿qué hago pensando esto?”
-No entiendo como soportan discutir tanto.
-Creo que se gustan.-dijo Nantan con una mirada cómplice.- Estoy a nada de sonsacárselo a Hassio, así que no digas nada. ¿Podrás guardarme un secreto?
-Ciertamente, lo que dijiste el primer día que te vi es cierto: eres una caja de secretos, Nantan Black.
Elanor se sentó en el suelo mirando hacia fuera y se quedó descalza. Lo bueno de vivir en un árbol, es que todas las habitaciones tenían unas vistas maravillosas.

-¿Estás bien?-dijo Nantan tras permanecer un rato en silencio, sentándose a su lado.
-Sí.
-No.
-Mi padre estaba en peligro,-suspiro la chica- ¿y si de verdad le hubiera pasado algo? ¿Y si nos pasa a nosotros? Me da miedo.
-Hey, a todos nos daba miedo salir de la Ciudad y nos da miedo esto. Pero hay que ser fuerte por todos los que hemos dejado en casa. Hay que seguir, por ellos.
-Vale, por ellos.
-Venga, vamos a buscar a estos dos, o a Cehba o algo. No vamos a pasarnos dos días aquí encerrados, ¿no?

Elanor asintió y se levantó. Siguió a Nantan a través de la puerta y se dirigieron hacia las raíces del árbol para buscar a los demás. Ni siquiera Elanor se dio cuenta de que se dejó sus zapatos en la habitación.

-¡¡Elanor, Elanor!!-dijo una pequeña figura corriendo hacia ellos nada más que pisaron las raices del árbol.
-Hola, Soiku, ¿qué haces por aquí?
-Os estaba buscando, Calawe me ha dicho que os enseñe el lugar; mi hermano está con vuestros dos amigos en la cascada así que pensé llevaros allí y enseñaros lo bonita que es.
-¿Y a qué esperas?-dijo Nantan cogiendo a la pequeña a caballito- Guíenos, pequeña dama.
-Es por allí.-dijo Soiku entre risas señalando el camino a través de la orilla.

La cascada apenas estaría a veinte minutos de allí, pero mientras Soiku les contaba historisa y leyendas de su pueblo, y les explicaba cosas de cada planta o animal que veían, el camino se hizo a la vez tan eterno como infinitamente corto. La voz de la pequeña les transportaba a otros mundos, una voz etérea y eterna, cosa que parecía ser común a todos los odreucer.
Cuando llegaron a la cascada, vieron que aquel era el verdadero centro de aquella comunidad: los niños corrían y jugaban en la orilla, los mayores nadaban tranquilos alrededor, y había algunos que se sentaban en pequeñas islas hechas del mismo material que el puente, para relajarse allí. Vieron a Escorpio jugueteando entre los niños en la orilla, y a Tacabo intentando que Hassio aprendiera una especie de deporte al pie de la cascada, que consistía en colocarse en la orilla detrás de esta con una especie de tabla y saltar, dejando que la cascada te impulse hacia el otro lado mientras intentas mantener el equilibrio de pie en la tabla.

-Adelante, nadad, vamos con mi hermano.-dijo Soiku mientras se lanzaba al agua desde la espalda de Nantan.
-¡¡Escorpio!!-gritó Nantan para hacerse oír, y cuando la chica se giró, señaló hacia la cascada, indicándole que fuera hacia allí. Mientras tanto, Elanor se tiró de cabeza, salpicándole de arriba a abajo.
-¿Acaso te da miedo el agua?-dijo entre risas Elanor mientras se alejaba nadando hacia la cascada.
-Muy graciosa, espera que te pille.-le respondió Nantan mientras se tiraba e iba tras ella.

-Bonita caída, Hassio.-comentó Escorpio cuando llegó junto a la cascada.
-No me vaciles, doña perfecta. Me gustaría ver como lo intentas tú si eres tan guay.
-Mejor en otro momento, creo que Elanor y Nantan tenían algo que contarnos.
-En realidad, veníamos porque Soiku dijo que iba a enseñarnos esto.-dijo Elanor mientras salía a la orilla con la ropa empapada.
-Pero ya que estamos aquí, podríamos hacer algo entretenido todos juntos, ¿no?
-Bueno, sí, pero...
-Nada de peros, ¡hoy toca divertirse!-fritó Nantan y comenzó a mover la cabeza como un perro para secarse el pelo.
-¡Eh, estúpido, no me mojes!-chilló Escorpio mientras se alejaba del chico.
-Uuh, a doña pijita le da miedo mojarse...
-Vas a tragar agua, Hassio.
-¿Qué...?
No le dio tiempo a decir más, pues Escorpio le agarró de los hombros y le tiró al agua. Las carcajadas de los tres chicos y de los dos hermanos odreucer se escucharon por toda la catarata.
-¡NO me hace ninguna gracia, que os enteréis!-balbuceó Hassio escupiendo agua nada más que asomó la cabeza. Pero hasta él se rió.


-¿Esos son los que amenazan nuestro plan?
-Ni más ni menos.
-Já! Si eso es lo mejor que tiene la Ciudad, dudo que se salven.
-Completamente de acuerdo.
-Yo que vosotros esperaría, también dijisteis lo mismo del primero y causó muchos problemas... Demasiados problemas nos causa aún la Ciudad como para tomarnos esto a la ligera.



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