Intentaré subir mañana el siguiente.
Espero que os guste :3
El
vestido de Calawe, celeste como el cielo de la mañana, la cual
quedaba ya bien lejos,
relucía bajo la luz de la luna mientras se acercaba a Elanor por el
balcón.
La
zaisere quitó los brazos de la barandilla hecha de madera y se
volvió hacia la líder de los Odreucer.
-¿Es
bonita la luna, verdad?-dijo Calawe mientras se apoyaba en la
barandilla al lado de Elanor.-Cuenta la leyenda que descendisteis de
la luna.
-No
nos contaste eso antes.-la odreucer sonrió.
-Es
solo una leyenda. La luna es un astro a millones de kilómetros
de aquí, es imposible que vinierais de ahí.
-Cuéntame
más, toda leyenda tiene algo de verdad.
-Dicen
que descendisteis con el primer rayo de la luna llena y que
llegasteis a una hondonada donde la luz lunar se concentraba como
agua en un recipiente. Dicen que es ahí donde lleváis el Amuleto.
Esa leyenda me la contó tu padre.
-¿Mi
padre? ¿Pasó por aquí?-pregunto Elanor con el pulso acelerado.
Calawe la miró a los ojos.
-Pasó
por aquí, pero se quedó poco tiempo. Decía que las cosas
comenzarían a ir mal, que tenía un mal presentimiento y debía
darse prisa. Creía que alguien le seguía.
-¿Alguien?
¿Uno de los nuestros? ¿Dijo quién era?
-Por
lo que contaba y por como hablaba... no creo que fuera humano. Hay
criaturas místicas en este bosque, Elanor, normalmente no son
dañinas ni preocupantes... normalmente.
-¿Qué
crees que lo seguía?-le preguntó Elanor, que estaba más preocupada
con cada respuesta.
-Ojalá
lo supiera... Nosotros tampoco estaríamos seguros si se rompe la
Ciudad. Ojalá pudiera ayudaros más, pequeña zaisere.
Cuando
miró a aquellos asombrosos ojos, de un tinte entre gris y morado,
comprendió que Calawe decía la verdad.
-Te
vi hablar antes con la tipa esa pelirroja,-le escupió Hassio cuando
Elanor se reunió con ellos en el pequeño salón- como os traigáis
algo raro entre manos, la has cagao'.
-No
tienes derecho a hablarle así, Hassio.-dijo Escorpio indignada.
-Hablamos
de mi padre.-interrumpió la pelea Elanor.
-¿Podemos
preguntar qué dijisteis?-preguntó Nantan viendo la delicadeza del
tema.
-Pasó
por aquí, y dijo que algo lo seguía. Calawe dice que hay criaturas
en el bosque, pero que no suelen ser peligrosas. Todo esto me suena
demasiado raro.-hizo una pausa y miró a sus compañeros-Creo que
deberíamos quedarnos aquí un par de días más. Aún no tenemos
todas las respuesta que necesitamos. Busquemos más información,
hablemos con la gente, y después volveremos al camino.
-No
me da buen rollo quedarme mucho aquí.-dijo Hassio frunciendo el
ceño- Si de verda' hay algo ahí fuera, deberíamos ir corriendo y
no pisando huevos.
-Quedémonos
dos días más.
-Eso,
eso, por dos días no pasará nada. ¡Yo me encargo de hablar con los
niños!-dijo Escorpio con una sonrisa.
-Po'
yo me voy a buscar al nota ese, el que nos trajo aquí, Tacabo, a ver
si me enseña esto y así no me pierdo.
Y
dicho esto, los dos se fueron a explorar un poco y raramente, no se
escucharos discusiones mientras se iban.
-¿Parecen
que se comienzan a llevar mejor no?-dijo Nantan sonriendo.
“Es
raro verlo sonreír -pensó
Elanor-, me gustan sus sonrisas, son curiosas. Pero, ¿qué
hago pensando esto?”
-No
entiendo como soportan discutir tanto.
-Creo
que se gustan.-dijo Nantan con una mirada cómplice.- Estoy a nada de
sonsacárselo a Hassio, así que no digas nada. ¿Podrás guardarme
un secreto?
-Ciertamente,
lo que dijiste el primer día que te vi es cierto: eres una caja de
secretos, Nantan Black.
Elanor
se sentó en el suelo mirando hacia fuera y se quedó descalza. Lo
bueno de vivir en un árbol, es que todas las habitaciones tenían
unas vistas maravillosas.
-¿Estás
bien?-dijo Nantan tras permanecer un rato en silencio, sentándose a
su lado.
-Sí.
-No.
-Mi
padre estaba en peligro,-suspiro la chica- ¿y si de verdad le
hubiera pasado algo? ¿Y si nos pasa a nosotros? Me da miedo.
-Hey,
a todos nos daba miedo salir de la Ciudad y nos da miedo esto. Pero
hay que ser fuerte por todos los que hemos dejado en casa. Hay que
seguir, por ellos.
-Vale,
por ellos.
-Venga,
vamos a buscar a estos dos, o a Cehba o algo. No vamos a pasarnos dos
días aquí encerrados, ¿no?
Elanor
asintió y se levantó. Siguió a Nantan a través de la puerta y se
dirigieron hacia las raíces del árbol para buscar a los demás. Ni
siquiera Elanor se dio cuenta de que se dejó sus zapatos en la
habitación.
-¡¡Elanor,
Elanor!!-dijo una pequeña figura corriendo hacia ellos nada más que
pisaron las raices del árbol.
-Hola,
Soiku, ¿qué haces por aquí?
-Os
estaba buscando, Calawe me ha dicho que os enseñe el lugar; mi
hermano está con vuestros dos amigos en la cascada así que pensé
llevaros allí y enseñaros lo bonita que es.
-¿Y
a qué esperas?-dijo Nantan cogiendo a la pequeña a caballito-
Guíenos, pequeña dama.
-Es
por allí.-dijo Soiku entre risas señalando el camino a través de
la orilla.
La
cascada apenas estaría a veinte minutos de allí, pero mientras
Soiku les contaba historisa y leyendas de su pueblo, y les explicaba
cosas de cada planta o animal que veían, el camino se hizo a la vez
tan eterno como infinitamente corto. La voz de la pequeña les
transportaba a otros mundos, una voz etérea y eterna, cosa que
parecía ser común a todos los odreucer.
Cuando
llegaron a la cascada, vieron que aquel era el verdadero centro de
aquella comunidad: los niños corrían y jugaban en la orilla, los
mayores nadaban tranquilos alrededor, y había algunos que se
sentaban en pequeñas islas hechas del mismo material que el puente,
para relajarse allí. Vieron a Escorpio jugueteando entre los niños
en la orilla, y a Tacabo intentando que Hassio aprendiera una especie
de deporte al pie de la cascada, que consistía en colocarse en la
orilla detrás de esta con una especie de tabla y saltar, dejando que
la cascada te impulse hacia el otro lado mientras intentas mantener
el equilibrio de pie en la tabla.
-Adelante,
nadad, vamos con mi hermano.-dijo Soiku mientras se lanzaba al agua
desde la espalda de Nantan.
-¡¡Escorpio!!-gritó
Nantan para hacerse oír, y cuando la chica se giró, señaló hacia
la cascada, indicándole que fuera hacia allí. Mientras tanto,
Elanor se tiró de cabeza, salpicándole de arriba a abajo.
-¿Acaso
te da miedo el agua?-dijo entre risas Elanor mientras se alejaba
nadando hacia la cascada.
-Muy
graciosa, espera que te pille.-le respondió Nantan mientras se
tiraba e iba tras ella.
-Bonita
caída, Hassio.-comentó Escorpio cuando llegó junto a la cascada.
-No
me vaciles, doña perfecta. Me gustaría ver como lo intentas tú si
eres tan guay.
-Mejor
en otro momento, creo que Elanor y Nantan tenían algo que contarnos.
-En
realidad, veníamos porque Soiku dijo que iba a enseñarnos
esto.-dijo Elanor mientras salía a la orilla con la ropa empapada.
-Pero
ya que estamos aquí, podríamos hacer algo entretenido todos juntos,
¿no?
-Bueno,
sí, pero...
-Nada
de peros, ¡hoy toca divertirse!-fritó Nantan y comenzó a mover la
cabeza como un perro para secarse el pelo.
-¡Eh,
estúpido, no me mojes!-chilló Escorpio mientras se alejaba del
chico.
-Uuh,
a doña pijita le da miedo mojarse...
-Vas
a tragar agua, Hassio.
-¿Qué...?
No
le dio tiempo a decir más, pues Escorpio le agarró de los hombros
y le tiró al agua. Las carcajadas de los tres chicos y de los dos
hermanos odreucer se escucharon por toda la catarata.
-¡NO
me hace ninguna gracia, que os enteréis!-balbuceó Hassio escupiendo
agua nada más que asomó la cabeza. Pero hasta él se rió.
-¿Esos
son los que amenazan nuestro plan?
-Ni
más ni menos.
-Já!
Si eso es lo mejor que tiene la Ciudad, dudo que se salven.
-Completamente
de acuerdo.
-Yo
que vosotros esperaría, también dijisteis lo mismo del primero y
causó muchos problemas... Demasiados problemas nos causa aún la
Ciudad como para tomarnos esto a la ligera.
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