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domingo, 14 de septiembre de 2014

Capítulo 10

Hola de nuevo :D
Aquí os dejo el capítulo 10, esperando que os guste. La historia (a mi parecer) es ahora cuando se va complicando, tanto para escribir, como para adivinar qué pasará jajajaja.
Espero que disfrutéis con el capítulo. ^^




Elanor hacía el último turno aquella noche. Mientras esperaba el amanecer, sacó la hoja de cristal que Calawe le había dado. “Enséñaselo. Le ayudará a seguir adelante si ha perdido la esperanza.” Eso había dicho Calawe. Elanor no sabía qué significaba aquella hoja, no sabía su historia, pero notaba que era algo importante, de fuertes sentimientos. Aprovechó el escaso tiempo que quedaba para el amanecer pensando en su padre. Hacía más de una semana que habían abandonado la Ciudad, y apenas tenían pistas de su paradero.

El primer rayo del sol le dio en la cara, despejando su cabeza de pensamientos. “Se acabó la tranquilidad. Buenos días, mundo”-pensó Elanor mientras se levantaba, no había tiempo que perder.
-¡Arriba, dormilones!-les dijo para despertarles, y al ver que no le echaron cuenta, comenzó la ronda de sacudidas y pataditas para que se levantaran.

-¿Cuál es el plan de hoy?-preguntó Escorpio refregándose los ojos para despertarse.
-Tenemos que seguir hacia el noroeste.-le respondió Nantan.
Y antes de que cualquiera dijera algo más, Elanor comenzó a subir a la cima de un árbol.
-¡Tenemos suerte!-les gritó desde allí arriba- La luna aun está fuera, como si quisiera ayudarnos.-bajó deslizándose un poco por el árbol- Adelante, es por ahí.

Mientras comenzaban a caminar hacia donde marcaba Elanor, en el Árbol de los Odreucer, aunque ellos no lo supieran, la conversación iba sobre ellos y justo cuando el cielo perdía el color rosa del amanecer, una pequeña lucecita, amarilla como el oro, salió volando de él.

Claro que los chicos no sabían nada de aquella lucecita que, demasiado recto para ser casualidad, iba en su misma dirección; hasta que se adentró en los árboles y la vieron aparecer delante de ellos.

-¿Se puede saber qué es eso que está ahí alante?-preguntó Hassio parando en seco.
-Parece una luz. Quizás es una luciérnaga perdida.-dijo Escorpio encantada.
-No quiero ser aguafiestas, pero es muy grande para ser una luciérnaga. Además está quieta, no vuela en círculos como si estuviera perdida.-le respondió Elanor.
-Chicas… mirad.

Mientras ellos hablaban, la luz había ido creciendo, y seguía haciéndolo, como se había dado cuenta Nantan. Los chicos tuvieron que cerrar los ojos de tanta luz, y cuando los abrieron, no vieron aquella pequeña lucecita, sino a una chica más o menos de su edad, con el pelo tan rubio que parecía brillar y adornado con una azucena blanca.

-¿Qué eres y qué quieres?-escupió Hassio, poniendo un brazo por delante de Escorpio en un además defensivo.
-Que poca educación, ¿no?-dijo la chica con una voz dulce como la miel- Más bien soy “quién” y no “qué”. Pero te contestare de todas maneras. Soy Breena, y como veis, o no, no sé nada de la visión de los humanos,-dijo más para ella que para el resto- soy un hada.-de repente irguió unas alas casi transparentes que tenía en la espalda.
-¿Un hada?-preguntó Nantan- ¿De las que vuelan y cuidan las plantas y todo eso? Creía que eran diminutas.
El hada se rió con una risa cantarina.
-Ya ves que no. Podemos menguar hasta gotitas de luz, que es como me visteis antes, pero este es nuestro tamaño real.
-¿Y qué haces aquí? Aun no has contestado a eso. -Elanor intentó que el comentario sonara lo menos descortés posible, pero aun no se fiaba del hada.
-Me envía Calawe -respondió Breena-, ellos no pueden ayudaros, pero sí es un ser del bosque el que os persigue, ¿quién mejor que un ser del bosque para ayudaros?-terminó el comentario con una sonrisa encantadora.
-¿Cómo sabemos que dices la verdad?
-¡Ah, cierto! Que tonta soy, Calawe me dio esto.-contestó dándoles un pergamino.

Era sin duda de Calawe y confirmaba la historia del hada. Decidieron fiarse de Breena.
-Bien-dijo Breena, que mientras ellos leían la carta había estado jugueteando con unas ardillas-, vámonos. Os ayudaré, conozco este bosque como la palma de mi mano.

Tras un rato de camino, Escorpio se adelantó y comenzó a hablar con el hada.
-¿Creéis que de verdad podrá ayudarnos?-preguntó Elanor en voz baja a los chicos.
-Se le ve muy inocente. Pero creo que sí.
-Escorpio también parece mu’ inocente y es demasiao’ espabilá’.-Y dicho esto, Hassio se adelantó hacia Breena y Escorpio, y le cogió la mano a la arobrea, que le miró y le sonrió.

-Parece que al final entre esos dos sí que había algo.-comentó Elanor.
-Parece que sí, al final de parejitas.
-Supongo.-le contestó la chica con una risa. ¿Acaso había insinuado algo?
-Breena,-la llamó Nantan para que se girara- ¿por qué no nos cuentas qué seres hay en el bosque y sus costumbres?
-Encantada.-contestó la aludida sonriendo.- Tenemos las hadas, que cuidamos del bosque y de los animales, hay pequeñas sirenas en los lagos y ríos más grandes…

“Conozcamos a nuestro enemigo.”-pensó Elanor mientras el hada hablaba.-“Ya vamos, papá. Estamos de camino. Cada vez estamos más cerca. Aguanta.”
Y así siguieron su camino, en lo que parecía una paz aparente entre dos tormentas.

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