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lunes, 5 de enero de 2015

Los amantes de la luna

Hay dos seres, que por encima de todas las cosas, aman a al Luna.
La Luna, Para algunos, una distante y fría roca, Para otros, símbolo de magia. Y para ellos, tan importante que no somos capaces de entenderlo.

Los lobos aúllan a la Luna. La llaman, para que sepa que están ahí. La llaman, deseando que baje, tenerla tan solo un instante, apenas un segundo, a su lado. La llaman, deseando que sepa que estarán ahí siempre. Esperando que suceda el milagro, baje la Luna y le puedan aullar al oído su secreto. Los lobos viven enamorados de la Luna.

Los gatos observan a la Luna. No la llaman, saben que no vendrá. Pero siempre están ahí, mirándola, suplicando para sus adentros poder subir y estar a su lado. Los gatos comparten un secreto con la Luna. Miradlos si no me creéis, y lo sabréis. Tan solo ellos y su Luna saben qué guardan en secreto. Pero yo creo saberlo.

Los gatos vivieron enamorados de la Luna. Y quizás aun siguen. Pero lo guardan en secreto. Y solo ellos y la Luna saben el por qué, cuando ella les dijo "alguna noche", ellos dejaron de maullarle, para amarla en silencio.

Quizás pretenden ser invisibles. Quizás no quieren romper su belleza con ruidos.
Pero mientras los lobos aúllan, los gatos callan.
Que maneras de amar tan raras y diferentes.
Y que amor más grande el de la Luna, que cada noche, los ve a ambos y suplica poder bajar.
Y cada noche, brilla más fuerte.
Y cada noche, los aullidos de los lobos y el silencio de los gatos resuenan más.
Y cada noche, nosotros pasamos y dormimos indiferentes al amor inmortal que sufren ellos.

Nadie amará como ellos.
Y no hará nadie, amado como la Luna.

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